Aunque la salud mental cada vez está menos considerado como un tema tabú, aún queda un largo camino por recorrer. Así que debemos preguntarnos cómo influye este tema en la conducción.
Ir a terapia ya no conlleva el estigma de antaño pero persisten las dudas sobre la capacidad de las personas a los mandos de los vehículos. Patologías como la ansiedad o depresión afectan a más de dos millones de personas en España. En estos casos, la conducción pude verse afectada por alteraciones del estado de ánimo pero que no tienen porque ser incapacitantes. En este sentido, en muchas ocasiones simplemente es necesario tenerlo en cuenta apelando a la responsabilidad ciudadana y a un mayor control sobre sus efectos.
En cuanto al Reglamento General de Conductores, este establece una serie de situaciones relacionadas con la salud mental que afectan en la conducción. En este sentido, en muchos casos es necesario un informe favorable del especialista para continuar con la vigencia del permiso de conducir. Desde los centros de reconocimiento se realiza una valoración de cada caso. Durante la renovación o obtención de los permisos se recomienda comunicar que se está siguiendo un tratamiento que no invalida para la conducción y así evitar futuros problemas en caso de accidente como por ejemplo, ante los seguros. En cuanto a la toma de la medicación, se ha demostrador que muchos pacientes no lo comunican por temor a que no se les otorgue o renueve el permiso pero hay que recordar que no todos los fármacos incapacitan para la conducción pero sí podrían ser detectados en un control rutinario en carreteras por lo que sería necesaria su justificación.